Ruta del Che: Vallegrande y La Higuera

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Conocer La Higuera, el pueblito perdido en las montañas donde mataron al Che, era de esas cosas que siempre estaban en mi mente. Era parte de la lista infinita de cosas que uno tiene en la cabeza bajo el título "cosas que me gustaría hacer". Pero, como muchas de esas cosas, estaba bordeando el plano de la fantasía, de lo irreal, casi como un suspiro.

Cuando comenzamos a viajar, la idea que andaba suelta y volando por mi cabeza comenzó a tomar forma. Ya era más concreta y real. ¡Y posible! Fue así como un día, dejamos Santa Cruz de la Sierra después de casi un mes y medio ahí y nos fuimos para Vallegrande.

Vallegrande es la capital de la Provincia de Vallegrande (en el Departamento Santa Cruz) y es donde se tomó la foto del cuerpo del Che, en la lavandería del hospital, que informó al mundo de su muerte. Es también donde estuvo enterrado su cuerpo por años, en una fosa común de ubicación desconocida, hasta 1997 (hoy en día existe un mausoleo en este lugar, sus restos están en Santa Clara, Cuba).

 Lavandería de Hospital de Vallegrande 1967
Lavandería del Hospital de Vallegrande 2015

Llegamos de noche, y nos alojamos en un hostal en la esquina de la plaza principal. Los alojamientos suelen ser baratos en todo el pueblo (en realidad es ciudad, pero con alma de pueblo). Al otro día nos dispusimos salir a recorrer un poco. Vallegrande es un lugar chico, super tranquilo, todo está al alcance de tus pies, y se puede andar sin ningún problema. Visitamos el mirador, donde se puede tener una linda vista de la ciudad y del valle, y nos fuimos para el Hospital.

El Hospital de Vallegrande es el lugar donde se mostró al mundo el cuerpo del Che. Hay dos espacios interesantes para conocer: la lavandería y la morgue.La lavandería es justamente donde lavaron el cuerpo. La morgue es el lugar donde le cortaron las manos (actualmente sigue funcionando como morgue del hospital). Puede sonar escalofriante y bastante frío, pero la verdad que llegar a esos lugares es bastante emocionante: están plagados de mensajes de amor. Mensajes de amor en todos los idiomas, de todos los tamaños, de todos los estilo, canciones, poesías, frases hechas y frases del corazón, y todas dedicadas al Che, a su lucha, a su búsqueda.

 Morgue del hospital

Dejando nuestro mensaje

Nos entretuvimos un rato leyendo los mensajes, paseando entre las dos construcciones (están en el medio del patio del hospital, rodeadas de pasto y verde), y decidimos volver al hostel para preparar las cosas para partir al otro día hacia La Higuera.

 Una de las paredes del hospital

Llegar a La Higuera no es cosa fácil, al menos si se anda con presupuesto de viajero como nosotros. No hay colectivos directos a La Higuera, así que para ir hay dos opciones: tomarse un transfer desde Vallegrande (¡que es muy caro!) o tomarse un colectivo que va para Villa Serrano, bajarse en una bifurcación de la ruta (¡en la mitad de la nada!) y caminar unos 5km. Nosotros optamos por la segunda.


Lo único que hay donde te deja el colectivo es un cartel que te dice para dónde seguir

Llegamos a La Higuera ya anocheciendo, con las piernas cansadas, después de un camino casi desierto. Hablamos con una señora que encontramos y nos dijo que podíamos montar la carpa en la escuela, que no había ningún problema. Con la escuela totalmente a oscuras y la ayuda de la linterna frontal armamos la carpa y nos fuimos a dormir.

Si bien nos podíamos imaginar algo con lo poco que vimos cuando llegamos, ver el pueblo de día es impresionante. La Higuera vive por y para el Che. Hoy en día no hay más de 20 casas, donde viven unas 50 personas. En su mayoría viven de lo que siembran y de algún peso que puedan sacarle al turismo, pero como es tan difícil llegar, no son tantos los turistas como la gente de allí quisiera. El pueblo entero es un monumento al Che. No hay una casa que no tenga pintada su cara, una frase o algo que haga referencia.







Después de desayunar nos dispusimos a conocer la Quebrada del Churo, donde  fue capturado el Che y gran parte de su gente luego de un enfrentamiento armado con el ejército Boliviano (apoyado por la CIA). Nos habían dicho que era fácil llegar, que había que seguir el camino, que no nos podíamos perder. Lo que no tuvimos en cuenta es que había estado lloviendo, y los pastos estaban altísimos. Así que después de un poco más de media hora de caminata y ya sin tener más lugar en la ropa donde se nos clavasen espinas desistimos del recorrido y volvimos a La Higuera (previo pasarnos una hora sacando espinas de los lugares más recónditos e inimaginables de nuestro cuerpo).


Camino a la Quebrada del Churo

Cuando volvimos almorzamos en lo de Doña Irma. En la Higuera ya no quedan personas que hayan conocido al Che, pero ella cuenta que lo vio cuando llegaron el 26 de Septiembre a la plaza de La Higuera. Eso sí, admite que estaba encerrada en su casa, igual que el resto de la gente. “Le teníamos terror, porque no los conocíamos, y escuchábamos muchas cosas malas de ellos. Después, cuando lo mataron nos enteramos quiénes eran y a qué venían y que en realidad no era gente mala”.

Después del almuerzo fuimos finalmente a conocer "la escuelita", el lugar donde lo mataron. Hoy esa pequeña escuela se encuentra convertida en museo, y al igual que la lavandería y la morgue, está llena de mensajes para el Che. Para ingresar al museo se paga una entrada de 10 bolivianos. Todos los meses rota la persona encargada del museo: de cobrar la entrada y de hacer de guía. A nosotros nos tocó conocer a la señora Guadalupe. Doña Guada, como terminamos diciéndole amistosamente, es una señora por demás de simpática, muy chistosa, que se ríe todo el tiempo. Se encargó de abrirnos y contarnos un poco de lo que allí sucedió: que al Che lo llevaron herido, que lo interrogaron, que el Che escupió a quién lo interrogaba y nos mostró la pared sobre la cual lo fusilaron. También, charla va, charla viene, nos dijo que pasásemos esa noche por su casa, que nos iba a prestar unas frazadas (realmente hacía mucho frío a la noche). 

Frente de "la escuelita", hoy museo

La casa de Doña Guada era pequeña, un solo cuarto donde dormían ella, el marido, un hijo y una nieta. El mismo cuarto funcionaba de cocina. Nos entretuvimos un largo rato charlando con ellos y nos invitaron a compartir una rica sopa. Como si eso no nos hubiese ya llenado el estómago y el alma, tuvimos postre: la vecina Lucía tenía aceite, así que se lo dio a Doña Guada para que pueda hacer tortafritas a cambio de que le de algunas a ella. En La Higuera las cosas funcionan bastante así: sumando entre todos para salir adelante. Comimos tortafritas con miel, sacada directamente de un panal que el marido de Doña Guada había bajado esa tarde: ¡una exquisitez!.

Doña Guadalupe

Con el corazón contentísimo nos fuimos a dormir, al otro día nos esperaba algo muy especial: la función para los chicos de la escuela. La escuela de La Higuera (la nueva escuela, la otra, como dije antes se convirtió en museo) es el centro y alma del pueblo: es el lugar de reunión, el punto de encuentro. Todo pasa ahí. La escuela tiene 12 alumnos, divididos en dos salones, cada uno con su maestro: en un salón están los chicos de 5 a 9 años y en el otro de 10 a 17. En la escuela viven varias personas: dos médicos cubanos, que forman parte de los equipos de médicos que Cuba manda a Bolivia en distintas localidades, un grupo de trabajadores de la zona, una de las maestras, con su madre y su hija, y dos de las alumnas de la escuela con su mamá. Además estábamos también nosotros esos días.

La función fue en la última hora de clases, en el patio. Además de los chicos y sus maestros, estaban algunas de las personas del pueblo que se habían acercado a ver. Fue una hermosa experiencia. Hubo muchas risas, regalamos globos y compartimos un grato momento con los niños. Son esos pequeños momentos en que uno confirma que "está en el buen camino", que vale la pena hacer lo que hacemos, son esas sonrisas que uno se lleva para siempre dentro del corazón.

Con algunos de los chicos de la escuela

Luego de la función, nos preparamos para irnos. Cuando ya pensábamos que íbamos a tener que caminar nuevamente los 5km para llegar a la bifurcación y esperar el colectivo, aparecieron unos trabajadores que nos dijeron que por la tardecita iban para Vallegrande, que si no teníamos problema en esperar nos llevaban. ¡Claro que no teníamos problema! Así que nuestra vuelta fue en la parte de atrás de una camioneta, tapados con todo lo que podíamos y viendo un cielo preciosamente estrellado. ¡Y hasta nos invitaron la cena!

El sábado fue el día de Vallegrande: visitamos otro museo, donde hay algunos objetos del Che, varias infografías y no mucho más. Por la tarde hicimos una función en la plaza principal, como forma de cerrar nuestro recorrido. Ya con el objetivo cumplido y el sueño realizado, estábamos listo para un nuevo destino. ¡Hasta siempre Comandante!


Datos útiles para quien quiera hacer la Ruta del Che:


En Vallegrande:
 - Alojamiento: 25 bolivianos (este es el promedio, nosotros por este precio tuvimos un cuarto privado, con cama doble, muy cómodo y agua caliente).
- Museo: 5 bolivianos.
-Visita al hospital: se puede hacer como lo hicimos nosotros de forma gratuita. Si se quiere ingresar a la lavandería hay que ir con un guía local y te cobra unos 30 bolivianos aproximadamente. Si se negocia bien, por ese precio se puede incluir también la visita al mausoleo (nosotros no lo hicimos).

Para llegar a La Higuera:
- Colectivo de Vallegrande a Villa Serrano: 30 bolivianos (Hay que avisarle al chofer que uno se quiere baja en la bifurcación para ir a La Higuera). Se toma en la estación de servicio a la salida de Vallegrande.
- Transfer directo de Vallegrande a La Higuera: Es negociable, como todo en Bolivia, pero los precios van desde 180 a 250 bolivianos.
- Alojamiento: Si vas con carpa, se puede acampar gratis en la escuela. Si no, hay aloajamientos desde 15 hasta 70 bolivianos.
- Museo (escuelita): 10 bolivianos.
- Caminata a la Quebrada del Churo: Se puede hacer de forma independiente (y obviamente gratis), o contratar alguien en el pueblo para que te lleve. En ese caso, pueden ser unos 20 bolivianos más o menos.

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